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El valor de los hábitos

24 de julio de 2015
El valor de los hábitos

Un hábito es el resultado de una acción que repetimos frecuentemente de forma inconsciente con un mínimo raciocinio: Cerrar la puerta al salir de casa, tomar un café después de la comida, enviar un whatsapp, conducir, poner el dentífrico en el cepillo antes de lavarse los dientes, son algunos ejemplos de conductas automatizadas que están presentes en nuestras vidas.

Sin embargo, realizar algunas actividades diarias nos requiere muchas veces un considerable esfuerzo, lo que se nos lleva a eludirlas o postergarlas, y esto a su vez se traduce en un foco frecuente de malestar. La automatización de conductas, por el contrario, nos permite una mejor y más segura realización de las actividades cotidianas, economizando esfuerzos y simplificando la ejecución de las tareas.

En psicología, los hábitos son las formas de comportamiento adquiridas por medio del aprendizaje o de la experiencia. Representan nuestras actitudes puestas en práctica, conformando la arquitectura de la vida cotidiana. Nuestro estilo de vida, la forma de ser, el modelo de funcionamiento personal, son un producto directo de nuestros hábitos. Es por ello que nuestros hábitos –buenos o malos– marcan la diferencia en lo que hacemos cada día y la forma como lo hacemos.

Pero los hábitos no tienen que ver sólo con la acción, sino también con el pensamiento, puesto que lo que define los hábitos de cada persona son los valores, ideas, sentimientos y experiencias.

Los seres humanos estamos capacitados para aprender, entrenar y modificar lo que elijamos y deseemos hasta el final de nuestra vida. Los hábitos se generan a partir de un aprendizaje, y eso hace que el proceso de adquisición de los mismos sea reversible y cambiarlos está al alcance de todos en cualquier edad. Sin embargo, no existen las transformaciones mágicas para convertirnos en la persona que queremos ser. Reemplazar un mal hábito por uno bueno depende de factores como la insistencia, perseverancia, habilidades, variables psicológicas de la personalidad y del interés.

¿Qué se puede considerar como un mal hábito? Aquel que nos trae consecuencias negativas para la salud física, mental, emocional o  social. En general, existe consenso entre los expertos en considerar el sueño, el ejercicio, la alimentación saludable y el orden como los aspectos básicos que sientan las bases de una vida mejor.

El proceso de adquisición de hábitos positivos pasa en primer lugar por definir con claridad nuestros objetivos, pero siempre que busquemos conseguir un cambio lo primero que debemos tener en cuenta es detectar y reconocer aquellas conductas que queremos modificar.

A partir de ahí, la formación de un nuevo hábito requiere de un aprendizaje y de tiempo, aunque sin motivación y una actitud adecuada no será fácil conseguir nuestros objetivos, pues toda acción requiere voluntad antes de alcanzar un proceso de automatización en el que el cerebro llegue a establecer una conexión neuronal permanente para iniciar, ejecutar y terminar una acción, esto es, establecer un hábito.

La propia experiencia nos dice que las acciones más fáciles de realizar son las que se han convertido en hábitos. Si conseguimos establecer unos hábitos positivos en la vida diaria, habremos dado un paso importante hacia el bienestar personal.

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