¿Qué es la procrastinación?
En los últimos años se está haciendo referencia cada vez con mayor asiduidad a la "procastinación" tanto en el ámbito académico de la psicología como en el de la investigación. La procastinación o procrastinación (término este último que se ajusta más a la aceptación reconocida por la RAE, del procrastināre, diferir, aplazar), es el hábito de dejarlo todo para mañana, postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.
En algunas personas, ese aplazamiento se convierte en una estrategia habitual para evitar hacer las cosas, en un hábito que les lleva a postergar sin justificación válida actividades u obligaciones, causando una disonancia incómoda que el sujeto afectado busca aliviar mediante estrategias de autojustificación y con excusas.
El acto que se posterga suele percibirse como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, y por ello se autojustifica remitirlo a un futuro sine die idealizado, si bien con ese acto estamos tratando de mejorar nuestro estado de ánimo evitando hacer algo que nos parece desagradable.
La característica que define la procrastinación es la incapacidad de controlar nuestras emociones e impulsos. Esto lo diferencia de los aplazamientos que realizamos para dirigir un asunto de forma más conveniente, esto es, cuando el aplazamiento está relacionado con un manejo del tiempo.
Las investigaciones llevadas a cabo por el psicólogo Tim Pychlyl, de la Universidad de Carleton (Canadá), sugieren que existe una clara relación entre la tendencia a retrasar tareas y la impulsividad. En estos estudios, la presencia o no de la capacidad de autorregulación, es decir, la habilidad para controlarse a uno mismo en favor de recompensas futuras, sería la causa más determinante de la procrastinación.
No obstante, la procrastinación es un fenómeno complejo en el que pueden intervenir factores diversos. Así, los investigadores que lo han estudiado identifican como causas más comunes, además de la impulsividad:
- Bloqueos emocionales.
- Miedo al fracaso
- Perfeccionismo excesivo
- Bajo autoconfianza
- No estar seguro de cuál es la mejor opción
- Temor a las consecuencias de la elección
- Dejar que la decisión la tome otro
- Pérdida de concentración por querer hacer varias cosas a la vez.
Para el psiquiatra Sergio Oliveros Calvo, “aunque se ha propuesto una personalidad procrastinadora, los intentos por demostrar su existencia han fracasado y en la práctica clínica se objetiva claramente que no es más que un síntoma de un problema mayor, como la tos sería para una neumonía”. Según este psiquiatra, “es frecuente encontrar estas características en personalidades obsesivas, dependientes, bordelines o fóbicas, así como en la depresión y en sujetos adultos con trastorno por déficit de atención residual (TDAH)”.
En el gabinete psicológico Ana Hurtado de Mendoza, nuestros psicólogos pueden ayudarte con la procrastinación para afrontar satisfactoriamente las tareas diarias.